Ruta Mohíno-Algallarín

RECORRIDO

CIRCULAR

DIFICULTAD

BAJA

DISTANCIA

6,5 km

DESNIVEL

109 m

Localidad: Adamuz

Dificultad: baja

Desnivel: 109 m

Duración:

Distancia: 6,55 Km

Partida coordenadas:

Llegada coordenada:

Río:

Flora:

Descripción corta: Esta ruta pertenece al programa “Paisajes con Historia”, llevado a cabo por la Delegación de Medio Ambiente y Promoción Agropecuaria de la Diputación de Córdoba.


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Información

Comienza junto a la carretera CO-3102, cerca del arroyo del Caño, en un camino que aparece a la izquierda y que discurre entre olivares y encinas con muretes de piedra tradicionales a ambos lados.


Comenzamos el sendero ascendiendo levemente por una vereda que nos llevará a adentrarnos en una senda conocida como el Camino de la Batanera, tramo de aproximadamente 1 Km de longitud. Esta senda en la antigüedad era usada para el transporte de mercancías, en la actualidad se conservan los muros o cercado de piedra que lo circunscriben. Al otro lado de este muro, en el margen derecho, veremos una magnifica dehesa, cuyos habitantes centenarios nos acompañarán durante este primer tramo del sendero.


La frondosidad de la senda se hace patente justo al internarnos en ella, ya en los primeros metros la vegetación nos abstraerá del olivar que nos rodea. Gracias a reductos de vida como éste, podemos disfrutar de la biodiversidad de Sierra Morena, mientras paseamos observando los diversos puntos de interés que nos iremos encontrando.


El terreno rojizo bajo nuestros pies nos indica que en esta parte la piedra molinaza tiene una gran importancia, ya que su disgregación envolverá nuestro calzado durante varias partes del recorrido.


La importancia de la dehesa en esta zona es su aprovechamiento agrosilvopastoral, debido a que sus distintos usos tanto ganaderos como pascícolas generan beneficios en la zona. Además, sus grandes troncos sirven de refugio a gran número de seres vivos entre los que se pueden destacar las rapaces nocturnas.

Continuando con el sendero cruzaremos el arroyo de la Mina, el primero que nos encontramos. En esta zona la vegetación serpentea siguiendo el curso de este arroyo temporal, formándose sobre nuestras cabezas bóvedas vegetales gracias a las ramas de los almeces que habitan la zona. En época otoñal podremos degustar sus sabrosos frutos, las conocidas “almecinas”. Estas bayas de color negro-azulado, cuando están maduras, tienen un sabor dulce y carnoso. En cuanto a la avifauna, la riqueza de pequeños paseriformes la encontramos en la diversidad de notas sonoras de nuestro alrededor.

Antes de incorporarnos al Camino de las Veredas dejaremos atrás los restos de lo que fue una cantera de piedra molinaza, muy utilizada en la zona como material constructivo.


Llegamos a una bifurcación con un carril, donde una pista más ancha nos lleva, también entre olivares, hacia el río Guadalquivir. Tras cruzar la carretera CO-3102 se llega hasta el cruce con el Camino de Algallarín. Las zarzas colonizan por esta zona varios ejemplares de gran tamaño de encina, se puede observar como esta rosácea adopta la forma globosa de la gran quercínea para derramarse por los flancos de esta.


Cuando conectamos con la carretera, el itinerario prosigue y nuestra pista terriza de color anaranjado pasa a tonos grisáceos por la desaparición paulatina de la piedra molinaza que nos ha acompañaba en un modo u otro a lo largo del camino recorrido.

En el transcurso de nuestro sendero nos encontramos con multitud de viviendas rurales y, poco a poco, nuestro paisaje va cambiando y se viste de un mosaico asimétrico de olivar.


Es este nuevo ecosistema es posible observar las diferentes y variadas especies de animalillos que lo pueblan, como el mochuelo (Athene noctua), el autillo (Otus scops), la urraca (Pica pica) y el mojino (Cyanopica cyana). Se podrían destacar en cuanto a mamíferos infinidad de ellos, nombraremos los más conocidos, el conejo (Oryctolagus cuniculus), el meloncillo (Herpestes ichneumon) y la liebre (Lepus granatensis).


Se observan claramente en las lindes las madrigueras excavadas, elaboradas por los conejos para el apareamiento y la posterior crianza de los gazapos engendrados.


A la izquierda y por primera vez en todo nuestro trayecto observamos toda una población de chumberas (Opuntia sp.), también conocidas popularmente como nopales o tunas, todas autóctonas del continente americano donde crecen de forma silvestre. Fueron introducidas en Europa por los conquistadores y se naturalizaron fácilmente en la región mediterránea. Sus frutos comestibles son conocidos como higos chumbos y son populares por su dulzor varias regiones, como Andalucía o el Levante español.


Seguidamente, en la bajada que tenemos un poco más pronunciada y tras ver el depósito de agua de forma circular (que antiguamente facilitaba el riego en la zona obteniendo el agua del río Guadalquivir), nos detenemos para observar la impresionante dehesa que se encuentra en el margen izquierdo de nuestro camino.


Girando hacia la derecha, nos incorporamos al Sendero GR-48 en su etapa que une Adamuz con Montoro. Más adelante nos encontramos con un conjunto de olivos centenarios, de especial mención por sus grandes dimensiones y diversas formas que han ido adoptando con el paso del tiempo.

A ambos márgenes de nuestro camino es posible vislumbrar en los meses otoñales el rebrote de la coscoja junto a encinas, todas ellas de gran porte.

Unos metros más adelante destaca en peral silvestre (Pyrus bourgaeana), único ejemplar encontrado en todo el sendero.


Seguidamente y en una bajada descubrimos un pequeño reducto de agua permanente proveniente de algún arroyuelo cercano. Si nos detenemos junto a este, podremos observar varias especies de las llamadas plantas aromáticas o curativas que se encuentran en zonas con una mayor humedad, como por ejemplo el poleo, el tomillo o la menta de burro, muy apreciadas todas ellas en su huso tradicional para calmar múltiples dolencias.


Ya casi en el último tramo de nuestro recorrido dejamos atrás el paisaje que nos ha ido acompañando en esta segunda parte del sendero, para pasar de nuevo a otro característico de la zona que es el de encinares de portes inmensos.


Así llegaremos hasta la carretera, por donde tendremos que continuar 500 metros por su margen izquierda hasta llegar nuevamente al punto de partida.

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